Imaginemos por un momento que…..
- Nuestros padres y abuelos -hombres- necesitaban la autorización de su esposa para abrir una cuenta bancaria (los negocios son cosa de mujeres).
- Nuestros padres y abuelos carecían de derecho al voto por el único hecho de ser hombres (la política es cosa de mujeres).
- La violencia física y verbal contra nuestros padres, abuelos, hermanos, hijos -por el sólo hecho de ser hombres- estaba socialmente permitida hasta ayer nomás, y aún está a la orden del día.
- El primer hombre que obtuvo el título de Médico lo logró después de una fatigosa lucha: primero para que le permitan acceder a la Universidad -reservada sólo para las mujeres conforme a sus propias normas-, luego para no ser discriminado e incluso insultado por sus propias compañeras y profesoras… y finalmente con título en mano resignarse a trabajar de enfermero, porque eso era lo que hacían los hombres.
- El acceso a la judicatura, hasta hace no muchos años, estaba reservado sólo a las mujeres, teniendo los hombres dicha actividad prohibida por ley.
- Los hombres cobran un 25% menos que una mujer por igual tarea.
- A los hombres, regularmente, se les plantea el dilema de tener que elegir entre ser padres y progresar en su trabajo; o se les considera un punto en contra laboralmente el hecho de tener familia e hijos.
- A los hombres se les acosa de forma cotidiana -de palabra y de hecho- por cualquier desconocida por la calle, convencida de que tiene derecho a opinar a viva voz sobre el tamaño de su pene o sobre lo redondo de su trasero, se cree que por mostrar las piernas ya cualquiera puede tocarle el culo.
- Se les mata “legalmente” de forma horrenda por haber cometido adulterio, pero a la mujer adúltera no le pasa nada.
- Se considera atenuante penal que la mujer mate al hombre que la engaña, en defensa del honor (en países de nuestro entorno como México, sin ir más lejos), por lo que es menor la pena por matar a un hombre que a una vaca.
- Estas situaciones ocurren actualmente y en nuestro entorno, no son parte de la historia lejana ni necesariamente de sociedades “atrasadas”.
- Cada avance del género masculino hacia la igualdad de derechos y oportunidades se debió a una larga y sacrificada lucha de hombres -y unas pocas mujeres que los apoyaban- que logró arrancar esos derechos de una sociedad matriarcal y hembrista. Una sociedad cuyo establishment consideraba a esos hombres luchadores por la igualdad de género como unos insatisfechos y aburridos que no valoraban lo que tenían.
- En esa sociedad que describo las que las mujeres estaban -y siguen estando- cómodas con sus privilegios. Y por eso, teniendo la potestad de cambiar las cosas no lo hicieron. Las mujeres que detentaban el poder jamás hubieran movido un dedo en favor de la igualdad de género, a pesar de que eran ellas quienes podían hacer y deshacer las normas jurídicas y sociales por ellas también creadas.
- Por eso, y dado que la consecución de la igualdad de género se lograría a través del empoderamiento del género masculino para equipararlo a las mujeres, y que esa lucha vino -principal y casi exclusivamente- de los mismos hombres discriminados, ese movimiento tomó en nombre de «masculinismo». Esos hombres no querían dar vuelta los roles, sólo querían la igualdad, pero no había manera de conseguirla si no era luchando, y haciéndolo por sus derechos.
- Fueron -y son aún hoy- tildados de locos, de extremistas, de revanchistas…. precisamente por parte de las mujeres que durante siglos pudieron cambiar las cosas y no lo hicieron sino a partir de las reivindicaciones masculinistas.
¿Seguimos?
¿O ya es momento de que hagamos la simple operación de invertir los géneros y describir la historia y la realidad actual?
De ser real todo lo que hemos imaginado, el movimiento de lucha contra la discriminación y las desigualdades por razones de género se llamaría “masculinismo”, y la lucha sería contra una sociedad desigual, manejada por “hembristas”, que creen que las mujeres merecen privilegios económicos, sociales y de poder, por el sólo hecho de ser mujeres.
Pero como todos sabemos, vivimos y sufrimos, la realidad es exactamente la inversa. Y por eso todavía la lucha por la igualdad es una lucha FEMINISTA, y si hay un día para recordar al género discriminado, es el día de la mujer.
Aclaración necesaria: lucha feminista no quiere decir lucha femenina. La lucha por la igualdad es una lucha de todos, hombres y mujeres. El feminismo no busca derribar derechos de nadie, con lo que quiere terminar es con los privilegios, porque una sociedad más justa beneficia a TODOS. Como bien expresa mi amigo Jaume D’Urgell: “El feminismo NO es un machismo pero al revés.”
Ojalá muy pronto la igualdad de derechos esté tan instalada que la discriminación y la violencia de género contra una mujer no sea ni más ni menos frecuente que la que pueda sufrir un hombre en circunstancias similares. Cuando llegue ese día -que espero fervientemente que lo vea mi hija- el feminismo habrá cumplido su objetivo y habrá perdido su razón de ser. Mientras tanto, LA LUCHA POR LA IGUALDAD SEGUIRÁ SIENDO FEMINISTA.
María Claudia Cambi
Valencia, junio de 2012.