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Archive for the ‘Minicuentos’ Category


Inspirado en el cuento “Oh quepis, quepis, que mal me hiciste (Con y Sin Nostalgia, 1977)”, de Mario Benedetti, y esperando contar con vuestra indulgencia ante el atrevimiento.

1.

“¡Sois bipartidistas!”, espetó el indignado al socialista. “¿No te has parado a pensar por qué seguís sin lograr vuestra revolución?”, dijo el socialista al anticapitalista. El comunista le dijo al indignado: “sin una ideología clara, sólo seréis funcionales al sistema”. El nacionalista le reprochó al socialista: “lo que pasa es que no tenéis en cuenta los sentimientos nacionales”.

Mientras tanto, en Moncloa, el presidente gris junto a su gabinete gris, se aprestaba a firmar el decreto que borraría los últimos vestigios de derechos sociales e igualdad de oportunidades. En la calle, ante la indiferencia de los viandantes, un grupo de fascistas insultaba a un refugiado.

2.

“Aunque mi ideal es una sociedad sin propiedad privada, respeto vuestra vocación de progreso y vuestras acciones a favor de la igualdad de oportunidades”, dijo el anticapitalista al socialista. “Un llamado de atención a los políticos y un poco de aire fresco en el Congreso, no debería considerarse nunca inoportuno”, reconoció el socialista al indignado. “Indignarse es un gran comienzo, pero es cierto que no es suficiente”, reconoció el indignado al comunista. “Creo que nos vendría bien un poco de tu obsesión por la justicia social”, dijo el nacionalista al anticapitalista.

la-vida-de-rajoy-en-la-moncloaEntonces el gabinete gris se retiró y dejó solo al presidente gris, que soltó su bolígrafo y abandonó Moncloa. En la calle, los fascistas se dispersaron avergonzados ante el reproche espontáneo de los vecinos.

María Claudia Cambi
Valencia, enero de 2016

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Y de regalo, el de Benedetti:

Oh quepis, quepis, qué mal me hiciste
(Con y sin nostalgia, 1977)

1.
El obrero le dijo al militar progre­sista: “Buenas intenciones tal vez, pe­ro serás mandón hasta la muerte”. El militar progresista le dijo al blanco nacionalista: “¿Querés que te sea franco? Tu reforma agraria cabe en una maceta”. El blanco nacionalista le dijo al Batllista: “Lo que pasa es que ustedes siempre se olvidan de la gente del Interior”. El batilista le dijo al demócrata cristiano: “Yo es­cribo dios con minúscula ¿y qué?” El demócrata cristiano le dijo al so­cialista: “Comprendo que seas ateo, pera jamás te perdonaré que no creas en la propiedad privada”. El socialis­ta le dijo al anarco: “¿No se te ocu­rrió pensar por qué ustedes no han ganado nunca una revolución?” El anarco le dijo al trosco: “Son un gru­púsculo de morondanga”. El trosco le dijo al foquista: “Estás condenado a la derrota porque te desvinculaste de las masas”. El foquista le dijo al bolche: “También ustedes tuvieron delatores”. El bolche le dijo al pro­chino: “Nosotros nos apoyamos en la clase obrera: ¿también en este nos van a llevar la contra?” Y así sucesi­vamente. “Apunten ¡fuego!, dijo el gorila acomodándose el quepis, y un camión recogió los cadáveres.

 

2.
El batllista le dijo al blanco nacio­nalista: “Y bueno, hay que reco­nocer que ustedes han tenido a veces una actitud antimperialista que nos faltó a nosotros”. El blanco naciona­lista le dijo al socialista: “Quizá a mí me falta tu obsesión por la justicia social”. El socialista le dijo al demócrata cristiano: “Yo creo que nues­tras discrepancias acerca del cielo no tienen por qué entorpecer nuestras coincidencias sobre el suelo”. El demócrata cristiano le dijo al anarco: “¿Sabes qué rescato yo de tus tradiciones? Ese metejón que tienen ustedes por la libertad”. El anarco le dijo al prochino: “Pensándolo mejor no está mal que se abran las cien flores”. El prochino le dijo al bolche: “¿Qué te parece si hacemos una ex­cepción y coincidimos en eso de la justicia social?” El bolche le dijo al trosco: “Ojalá fuera cierto lo de la revolución permanente”. El trosco le dijo al foquista: “¡Ustedes por lo menos se arriesgan, carajo!” El fo­quista le dijo al militar progresista: “No creo que ustedes, como institu­ción, vayan alguna vez a estar del la­do del pueblo. Pero puedo creer en vos como individuo”. El militar pro­gresista le dijo al obrero: “Cuando suene aquello de Trabajadores del mundo uníos, ¿me hacés un lugarci­to?” Y así sucesivamente. “Apunten” dijo el gorila acomodándose el quepis. Entonces los soldados le apuntaron a él. Por las dudas no gri­tó: “¡Fuego!” Se quitó el quepis, lo arrojó a la alcantarilla, y algo descon­certado se retiró a sus cuarteles de invierno.

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El joven no entendía por qué tanto enfado con el Ministro francés que ordenó expulsar a todos los gitanos rumanos, de vuelta a Rumania:

Estos de los derechos humanos ya se pasan!!! Es cierto que delincuentes e impresentables hay de todos orígenes y colores, no es que yo sea racista ni «xenófago» o como se diga eso, pero a éstos que no son franceses -pensaba el joven- no tienen por qué aguantarlos. Además, yo estoy en España, qué me importa. Bastante tengo con lo mío, hace dos años ya que no tengo curro, nadie necesita un albañil. Y sin pasta tampoco puedo estudiar otra cosa…
En fin… voy a seguir echando currículums, a ver si hay suerte. Ahora hay que tener suerte hasta para que te reciban el currículum, y ni hablar para que al menos lo lean. Creo que tengo más posibilidades de ganar la lotería que de encontrar algún curro. Y encima te encuentras con que está lleno de extranjeros trabajando. No tengo nada contra ellos, pero ¿no debería ser los españoles primero cuando somos tantos los que estamos parados? 6.000.000 de desempleados, si los de afuera se volvieran todos a su país seguro que la mitad de los españoles encuentra trabajo.
Ayer mismo pasé por una empresa de transporte a echar el curriculum (no he repartido nunca, pero no me importa y aprendo rápido, además me gusta conducir), cuando llegué había un montón de conductores descargando, y resulta que también había colombianos, venezolanos, uruguayos, argentinos, marroquíes, rumanos, y un par de negros africanos. Cuando localicé a un español le pregunté dónde dejar el CV y llamó a la responsable: «Claudia, ¿puedes bajar que hay un chico que pregunta por trabajo?» Era también extranjera!!!!!
No puede ser, si dan ganas de hacerse de esos con la cabeza rapada y las botas, un «esquínjed» de esos. Ya sé, voy a escribir a los de la empresa de transporte y les exigiré que despidan a todos los extranjeros y contraten nacionales o les mando una inspección de trabajo y de hacienda y de todo lo que pueda. Nadie está limpio del todo, seguro que se asustan. Decidido. No les va a salir barato tener tantos extranjeros. Alguien tiene que hacer algo o este país se va al carajo.
Primero los de casa ¿no? Si tus hijos pasan hambre no le vas a regalar comida al vecino. Pues acá pasa lo mismo. Si hay españoles en paro no vamos a regalar empleo a los de afuera!!!
Bueno, a seguir. Me voy para Llanera de Ranes que me dijeron que van a contratar albañiles para unas obras viales y la nueva planta de residuos también pide gente.

– Buenas… ¿es acá donde hay que apuntarse para la obra vial?
– Sí, déjeme el currículum.
– Tome. Como verá, soy albañil con mucha experiencia, español, y hablo valenciano.
– ¿Es vecino de Llanera? Porque acá Ud. pone que vive en Valencia.
– No, soy de Alzira de toda la vida, pero ahora vivo en Valencia.
– Lo siento entonces, se ha decidido contratar solamente a vecinos del pueblo. Tome, llévese el currículum, si lo deja irá a la basura.

Esta historia es una ficción basada en distintos hechos e informaciones reales, vividos o presenciados por la autora.

María Claudia Cambi

Valencia, 25 de septiembre de 2013

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“Vuestra sociedad ideal es también una sociedad opresora”, dijo el anarquista al comunista. “No tenéis organización ni ideología y así no llegaréis a nada”, dijo el comunista al indignado. “Sois bipartidistas”, dijo el indignado al socialista. “Vuestra abstención termina beneficiando a la derecha”, dijo el socialista al anarquista.

Mientras tanto en la Moncloa, el presidente del gobierno junto al hombre de negro de los mercados se aprestaba a firmar el decreto que borraría los últimos vestigios de los derechos sociales y la igualdad de oportunidades. En la calle, ante la indiferencia de los viandantes, un grupo de fascistas insultaba a un inmigrante.

“Aunque mi ideal es una sociedad sin autoridad ni jerarquías, respeto vuestra vocación de poder y vuestras acciones a favor de una mayor igualdad y solidaridad social”, dijo el anarquista al socialista. “Un llamado de atención a los representantes y la exigencia de más democracia, no debería considerarse nunca inoportuno”, reconoció el socialista al indignado. “Indignarse es un gran comienzo, pero es cierto que no llegaremos a ningún lado si sólo nos quedamos en eso”, reconoció el indignado al comunista. “Creo que la sociedad sin jerarquías es sólo una utopía, pero es una bella utopía, y al fin y al cabo, son ellas las que nos hacen avanzar”, dijo el comunista al anarquista.

Entonces el hombre de negro se volvió por donde vino y el presidente del gobierno firmó un decreto convocando a elecciones, mientras los fascistas se dispersaban avergonzados ante el reproche espontáneo de los vecinos.

María Claudia Cambi

Nota de la autora: el texto que me inspiró es «Oh quepis, quepis, que mal me hiciste», un cuento corto de Mario Benedetti. ¡¡¡¡Gracias Silvana por traerlo!!!!

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Recuérdale a tu padre que asegure bien el candado cuando lleve la comida. Ayer se han vuelto escapar y costó muchísimo encontrarlos. Sé que cuesta entenderlo, pero es imposible seguir como antes, es necesario esperar a que vuelvan tiempos de prosperidad.
Confiamos en que la crisis económica pase pronto hijo, pero hasta entonces, es ellos o nosotros. Por eso es que con tu padre hemos decidido guardarlos junto a los demás bienes suntuarios que no necesitaremos mientras no recuperemos el antiguo nivel de vida. ¿Me ayudas a repasar el inventario? Veamos: Porsche Carrera, membresía del Club de Golf, yate en Marbella, empleada doméstica latina con papeles, 100 pares de “Manolos”, jardinero sin papeles….

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